15.7.11

El escándalo en la Selección Mexicana (Sub 22) y la Confidencialidad en la Mediación

El punto de vista Mediador...
El escándalo en la Selección Mexicana (Sub 22) y la Confidencialidad en la Mediación
Jesús Elizondo González
La Confidencialidad es un requisito básico,
importante e insustituible en todo
proceso de Mediación.
En México, en este verano del 2011, el futbol soccer es por mucho, la principal actividad deportiva profesional y amateur del pueblo mexicano. Es una nación futbolera por excelencia, junto con Brasil, fueron los únicos dos países que enviaron representación en las 3 categorías varoniles promovidas por la FIFA. También participa la Selección mexicana femenil en otro torneo en Alemania; así, el país entero está fuertemente inmerso en la actividad futbolera.
Es más probable que el ciudadano común conozca el nombre del Director Técnico de la Selección Mayor, que el nombre del Director de la escuela en donde usted estudia o en donde estudian sus hijos. Es más conocido que el nombre de su secretario de Hacienda.
Extrañamente, los Medios de información han cubierto de manera extensa la violación al reglamento interno de la Selección sub-22, al darse cuenta de que 8 de sus jugadores, ya confesos, furtivamente, albergaron mujeres en sus habitaciones del hotel donde se concentraron.
Las opiniones y orientaciones de los comentaristas especializados en deporte (más no en Ética y en Moral) son contradictorias y extremas; van desde muy laxas argumentando ventajas positivas, hasta drásticas insinuando castigos inusuales. El resultado es que la opinión pública se encuentra, por desgracia, confundida y desorientada.
Desde el punto de vista Mediador, teniendo presente que La Confidencialidad es un requisito básico, importante e insustituible en todo proceso de Mediación, luce interesante observar la óptica del manejo de la misma por parte de los 8 jugadores involucrados, pues aunque, al parecer tuvieron diferentes grados de culpabilidad ante la Institución futbolera (FMF) que diseñó el reglamento, se destaca que unos de los jugadores involucrados son casados.
El jugador que fue sorprendido en desacato al reglamento, se encontró en un delicado dilema para elegir su actitud y conducta ideal sobre qué información guardar en confidencia y cual dar a conocer, abriendo sosegadamente un espacio de tiempo entre el estímulo y la respuesta que preferirá o designará para compartir con sus superiores.
Pues si bien, se trata de un hecho que trasgrede un reglamento interior de un grupo específico de trabajo, el cual, al violarlo, resultaron ser desleales a la Misión del grupo (distinguida como “Ganar, para dar buen ejemplo a la niñez y a la juventud”). Y por otra parte, desleales también al resto de los compañeros que si se esforzaron en respetar el acuerdo y cumplir sus promesas.
El dilema se le presenta al jugador, porque en ambos caminos que tiene opción de elegir, en cualquiera que opte transitar, encontrará dificultades en las consecuencias de sus acciones.
Si expresa la verdad, o sea, si elige hacer lo correcto, inculpará a los casados ahora también en otro tipo de violación, diferente al reglamento de la FMF, pues al haber jugadores unidos en matrimonio, interviene otro ordenamiento adicional, diferente, precisamente señalará la deslealtad a la promesa que el jugador le hizo a su pareja delante de su Dios y delante de la sociedad, respecto a su acuerdo matrimonial; a la vez, que será recriminado y rechazado por el resto de sus compañeros involucrados en la deslealtad y en la infidelidad.
Si elige la mentira, pronto tendrá dificultades consigo mismo, pues su conciencia, si está bien formada, le estará censurando y regañando todo el tiempo por hacer lo incorrecto; a su vez, tendrá dificultades con el resto de sus compañeros que si respetaron el reglamento y si fueron leales al reglamento y a la Misión y además fieles a sus promesas.
El Mediador se encuentra con frecuencia, en situaciones similares en su vida privada y también cuando dirige un proceso de Mediación y detecta que alguno de los Mediados, decide alterar la verdad valiéndose de guardar, equivocadamente, en confidencia ciertos datos, para indebidamente beneficiarse en el transcurso del Proceso de Mediación.
Ahora bien, autoridades expertas en Ética y en Moral han definido recientemente (en el 2008) como "delitos, violaciones o pecados sociales" a los actos que van en contra de La Justicia en las relaciones entre persona y persona, entre la persona y la comunidad y entre la comunidad y la persona.
Violar reglamentos y promesas, es un mal, aunque casi todo el mundo lo haga, y guardarlos en confidencia operan en contra de la Justica en la relaciones; por lo que el faro a seguir, es evitar hacer el mal; y en cambio optar por hacer lo correcto, por encima de lo fácil o lo conveniente. De lo contrario a la larga será peor.
Pase lo que pase, a El Mediador le es útil estar proclive a recomendar que se practiquen, en todo momento y lugar, tanto en su vida privada como pública, los Valores como la Honestidad, La Lealtad, El Respeto, La Tolerancia, La Fidelidad, La Solidaridad, entre otros, para y en especial, cuando éste actuando como Mediador, pueda conducir a sus Mediados a un acuerdo sensato en el que ganen las dos entidades en conflicto y también gane la sociedad en donde se desenvuelven, conviviendo de manera pacífica en el mundo entero.
Jesús Elizondo González. Presidente fundador del Centro de Mediación Privado, S.A. de C.V; Maestro en Alta Dirección de Empresas del IPADE; LAE del ITESM; Mediador Certificado por el Poder Judicial en el estado de Nuevo León; Capacitado en Mediación profesional en Buenos Aires, Argentina, Cd. de México, D.F., Sacramento, California, Minneapolis, Minnesota, Certificación en Soluciones de Alto Rendimiento al Conflicto, en el EGADE; Catedrático de la Universidad Regiomontana en la materia: “Negociación”; Conferencista en materia de Mediación profesional y Negociación. Ex Presidente del Colegio de Mediadores de Nuevo León, A.C. (2007-2011). Mediador privado profesional desde 2002. centro.de.mediacion@hotmail.com

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